Cuando una familia pide ayuda: qué influye realmente en el cambio
A veces el cambio empieza mucho antes de ponerlo en práctica. Esta entrada explora qué factores influyen en el éxito de las familias que buscan mejorar la convivencia, los límites o las rutinas con sus hijos e hijas. La actitud, el apoyo profesional, la constancia y el trabajo en equipo familiar se combinan para lograr cambios reales y sostenibles.
Garazi Gainzarain
10/6/20255 min read
Cuando una familia busca ayuda: qué influye realmente en el cambio
A veces, las familias llegan a consulta con una mezcla de esperanza y cansancio.
“Ya no sé qué hacer con las rabietas”, “siempre acabamos discutiendo”, “me gustaría que en casa se respirara más calma”.
Pedir ayuda ya es un acto de cambio. Pero muchas veces aparece la duda:
“¿Y si no funciona?”
“¿Y si hacemos todo lo posible y seguimos igual?”
La buena noticia es que los cambios en la convivencia familiar sí son posibles, y la ciencia lleva décadas demostrándolo (Kjøbli et al., 2023; Furlong et al., 2012).
La realidad es que no existe una “garantía de éxito”, porque influyen muchos factores: la disposición al cambio, el apoyo del entorno, el tipo de estrategias, la edad del niño o niña, el estrés que haya en casa, entre otros.
Lo importante es entender que cada familia tiene su propio ritmo, y que el cambio se construye paso a paso, con acompañamiento y coherencia.
La predisposición al cambio: un motor, no un examen
La “predisposición” o “disposición al cambio” no es una etiqueta que mide si una familia “quiere o no quiere mejorar”.
Tiene más que ver con cómo se siente ante el proceso:
Si percibe que el cambio es necesario,
Si confía en que puede hacerlo,
Y si se siente acompañada en el camino.
La investigación sobre el Modelo Transteórico del Cambio (Prochaska & DiClemente, 1983) muestra que las personas avanzan por etapas: primero se dan cuenta del problema, luego empiezan a pensar en cambiar, y más adelante pasan a la acción.
Esto también ocurre en las familias: no se trata de estar siempre motivado, sino de ir encontrando pequeñas razones para seguir intentándolo.
Cuando el acompañamiento profesional se centra en escuchar, validar y construir metas realistas, la motivación suele aumentar, y con ella, las probabilidades de éxito (Stormshak et al., 2020).
Así que no, no es cuestión de “querer más”. Es cuestión de entender por qué cuesta, y hacerlo posible poco a poco.
Otros factores que influyen en el éxito
La disposición al cambio importa, pero no es la única pieza del puzzle.
Los estudios coinciden en que la mejora conductual de los niños depende de la combinación de varios factores interconectados:
1. Bienestar emocional de los adultos
Cuando las personas que cuidan están muy cansadas, con ansiedad o preocupaciones, les cuesta más aplicar las estrategias de forma constante. No porque no sepan, sino porque no tienen energía suficiente.
Los estudios muestran que cuando el bienestar de las personas adultas mejora, también lo hace el de los niños y niñas (Acri et al., 2014). Por eso, cuidar el descanso, pedir ayuda o buscar espacios propios no es egoísmo: es una inversión directa en el equilibrio familiar.
2. Confianza en la propia capacidad
La llamada autoeficacia parental —la sensación de “soy capaz de manejar esto”— se construye con práctica, no con teoría (Jones & Prinz, 2005). Cuando una estrategia funciona, aunque sea algo pequeño, esa experiencia refuerza la confianza y motiva a seguir. Por eso es importante empezar por objetivos pequeños y alcanzables, y celebrarlos.
3. Rutinas y límites predecibles
El cerebro infantil y adolescente necesita estructura. Saber qué viene después, qué se espera de sus conductas y cómo responderán las personas referentes les da seguridad.
No se trata de rigidez, sino de coherencia y amabilidad: rutinas que sostienen y límites que protegen. Un estudio reciente confirma que las rutinas familiares predecibles favorecen la autorregulación infantil y mejoran los resultados de las intervenciones (Gebre et al., 2024).
4. Formación y base científica del profesional
El acompañamiento será más eficaz cuando el profesional tiene formación sólida y fundamenta sus orientaciones en la evidencia.
No existen planes idénticos para todas las familias; las estrategias se personalizan según cada historia, dinámica y ritmo (Basha et al., 2024).
El profesional ofrece teoría, experiencia y acompañamiento, pero la familia es quien la transforma en práctica viva.
5. Contexto y recursos disponibles
A veces el obstáculo no es emocional, sino práctico: horarios imposibles, falta de red de apoyo, o simplemente agotamiento.
Adaptar el proceso a la realidad —por ejemplo, sesiones online, materiales en casa o acompañamientos más breves— puede marcar la diferencia (Nieuwboer et al., 2013).
6. Características del niño o niña
Cada infancia es única. Si existen dificultades del desarrollo, del aprendizaje, neuroodivergencias, TDAH, TEA, situaciones emocionales intensas... el proceso puede ser más largo o necesitar intervenciones combinadas (Helander et al., 2022).
Y eso no es un fracaso, sino una muestra de que se está respondiendo con realismo y respeto a las necesidades de ese niño o niña.
Lo que sí está en tus manos (aunque no todo dependa de ti)
Elige una sola meta para empezar (por ejemplo, una rutina de tarde más tranquila).
Sostén lo pequeño: si algo funciona, repítelo; si no, ajústalo.
Cuida tu energía emocional: pide ayuda si la necesitas.
Confía en el proceso, incluso cuando parezca lento.
Celebra los pequeños logros: son señales de avance, no detalles menores.
El cambio real suele llegar cuando dejamos de buscar resultados inmediatos y empezamos a mirar las pequeñas mejoras cotidianas.
¿Y el éxito?
El éxito no se mide solo en que “desaparezca la conducta”, sino en que la familia entienda mejor lo que le ocurre a su hija o hijo, logre comunicarse con más calma y se sienta más segura aplicando los límites y rutinas.
Las investigaciones muestran que los programas de acompañamiento familiar reducen conductas problemáticas y mejoran la relación afectiva (Kjøbli et al., 2023; Furlong et al., 2012).
El cambio más profundo no está en hacer “todo perfecto”, sino en aprender a acompañar de otra forma.
A veces el éxito es simplemente poder decir:
“Hoy no ha sido fácil, pero lo he gestionado con más calma que ayer.”
Si estás leyendo esto, ya estás dando un paso importante.
No hace falta tener todas las respuestas para empezar: basta con tener la intención de comprender, aprender y cuidar mejor.
El cambio no se impone, se acompaña. Y cuando se acompaña con respeto, coherencia y paciencia, la mejora llega, aunque sea poco a poco.
Referencias
Acri, M. C., et al. (2014). Addressing Parental Mental Health Within Interventions for Children: A Review. Research on Social Work Practice, 24(3), 387–403.
Basha, S. A. J., et al. (2024). What is fidelity? A systematic review of provider fidelity and quality of delivery of parenting interventions. Prevention Science.
Furlong, M., et al. (2012). Behavioural and cognitive‐behavioural group‐based parenting programmes for early‐onset conduct problems. Cochrane Database of Systematic Reviews.
Gebre, A., et al. (2024). Child routines moderate a brief behavioral intervention for externalizing behaviors. Journal of Abnormal Child Psychology.
Hamovitch, E. K., et al. (2019). An analysis of the relationship between parenting self-efficacy and parenting practices. Journal of Child and Family Studies, 28, 167–179.
Helander, M., et al. (2022). The efficacy of Parent Management Training with or without child involvement: A meta-analysis. Child Psychiatry & Human Development, 53, 125–144.
Jones, T. L., & Prinz, R. J. (2005). Potential roles of parental self-efficacy in parent and child adjustment: A review. Clinical Psychology Review, 25(3), 341–363.
Kjøbli, J., et al. (2023). Research review: Effects of parenting programs for children's conduct problems. Journal of Child Psychology and Psychiatry.
Nieuwboer, C. C., et al. (2013). Online programs as tools to improve parenting: A meta-analytic review. Children and Youth Services Review, 35(11), 1823–1829.
Prochaska, J. O., & DiClemente, C. C. (1983). Stages and processes of self-change of smoking: Toward an integrative model of change. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 51(3), 390–395.
Stormshak, E. A., et al. (2020). Using Motivational Interviewing to Improve Parenting Skills in the Family Check-Up. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology.
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